. Cuando llegó el tren vimos sin ninguna sorpresa la tercera ventanilla vacía, y mientras nos sonreíamos entre aliviadas y furiosas, imaginamos a Ariel viajando del otro lado del coche, quieto en su asiento, mirando hacia el río con sus ojos grises.
Yo no se si tu no se si yo seguiremos siendo como hoy
nose si después de amanecer vamos a sentir la misma sed